De camino a Wadi Dahr hemos parado en un colinilla (algo asi como el tibidabo de Sanaa) y nos hemos encontrado la boda de turno. Por supuesto, fiesta solo de hombres.
Lo celebran bailando en redonda y levantando las yambiyas y alguna que otra arma de fuegho si se tercia. El novio es el tio del centro creo, el de la espada dorada.
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