27 يناير 2007

De un arabista con un par...


No me resisto a compartir con quien sea que lea esto unos fragmentos selectos del prólogo a "Treinta poemas árabes en su contexto" de Jaime Sánchez Ratia. Un libro que confieso que he comprado por pura casualidad. El prólogo vale su peso en oro:


"Créame lector, si afirmo que la poesía árabe -y especialmente la clásica- es una de esas cosas que hace la vida agradable. En esta edad de hierro en que habitamos (y en un país de hojalata), volver a la pesada y mortuoria página de la prensa gacetaria y sumergirse en las rimadas babias de universos como El libro de las canciones de Abu-Al-Fary al Isfahani o El tesoro de las cosas bellas que ha escrito la gente del Al Andalus de Ibn Bassam el de Santarén, alarga más la vida que el quitarse de fumar, renunciar al sexo matutino o abstenerse del consumo de substancias no controladas por el Estado paternal.


(...)

Ahora, terminada esta antología,una vez leídos miles de versos -y mentiría si dijera que los he entendido en su totalidad- hechas hasta diez versiones de un mismo poema, pasadas horas dando vueltas a diwanes -a los que debía emepzar por separar las páginas amarillentas sin guillotinar- mandados a componer los originales en Marruecos y vueltos a componer en España por haber cambiado algunos de los poemas (no sin enormes quebraderos de cabeza pues los hacedores de Microsoft y Word en árabe han olvidado -u obviado- la especial configuración que requiere el verso árabe), perdido el manuscrito en la panza del rugiente y vibrador Calderón de la Barca y vuelto a hallar por Iberia sano y salvo en Bombay, mandados escrbi a mando de bolígrafo en Casablanca los títulos, y hechas las cuentas de lo gastado y de lo sacado, de mi primitiva euforia al acometer la empresa sólo queda una tenue esperanza de no ver a este hijo de celulosa de mis esfuerzos en la inclusa de unos saldos, con otros cinco a veinte duros. Y aún quizás esta ambición sea excesiva, pues un libro -ese extraño muerto que todavía anda- no es cosa que pueda vivir hoy en día más de seis meses, a tenor de las normas impuestas por el hombre de la camioneta, que es quien dispone el negocio editorial hoy por hoy.


(...)

[Hablando del traducciones del árabe al español por parte de los enteraos del arabismo en España] Una obran tan útil y apasionante como la citada [la Dhajira de Ibn Bassam] se tiene a su vez por un considerable tostón, y su versión al castellano tarea que queda al albur de quien halla llegado a un punto de equilibrio entre sus trienos y su aburrimiento. Los mismo sucede con la poesía ¿Qué sentido tiene, en efecto, ofrecer a estas alturas traducciones de poemas como la Burda, de Ka'ab Ibn Zuhayr, o la elegía por un alfaquí hanafí de Al Ma'arri. si son obras de continua referencia, cuyo puede oírse a lo largo de varios siglos y entre las líneas de miles de casidas? Pese a la complejidad que representa la traducción poética de una lengua como el árabe, nadie considera que esta actividad sea comparable ni por pienso a la elaboración de sofritos y de caldos articuleros -hervidos según la famosa receta del buscón Don Pablos- que hoy son viático imprescindible en el breve periplo hacia la cátedra."

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