Aprovecho la tristeza del momento para denunciar una más de las barbaridades del flamante presidente de la República Francesa, que de ahora en adelante olerá de nuevo a rancio, como en esos brillantes tiempos que M. Sarkozy parece echar tanto de menos.
Lo siento M. Sarkozy pero no, mayo del 68 no fue un crimen y no lamento sus consecuencias, antes al contrario. En cambio, la demagogia sí debería ser prohibida.
Desgraciadamente, como usted bien dice, cada uno ha de tener lo que se merece. Los franceses también.
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