14 أبريل 2007
Baudri versus "El Gran Impostor"... ¿Cuál es la caja acertada?
“no entra la menor alegría al ver la seducción estrellarse contra el psicoanálisis con Lacan, en la forma alucinada de un juego de significantes por el cual el psicoanálisis, en su forma y su exigencia rigurosa, en la forma en que lo ha querido Freud, se muere con tanta certeza, con mucha más certeza que en su trivialización institucional”
“la seducción lacaniana efectivamente es una impostura, pero, a su modo, corrige repara y expía la impostura original del mismo Freud, la de la exclusión de la forma/seducción en provecho de una ciencia que ni siquiera lo es. El discurso de Lacan, que generaliza una práctica seductora del psicoanálisis, venga en cierto modo a esta seducción excluída, pero de una manera a su vez contaminada por el psicoanálisis, es decir, siempre bajo los auspicios de la Ley (de lo simbólico) – seducción capciosa que siempre se ejerce bajo los auspicios de la ley y de la efigie del Maestro regente por el Verbo sobre las masas histéricas ineptas apra el goce.
A pesar de todo, con Lacan se trata de una muerte del psicoanálisis, de una muerte bajo el peso del resurgimiento triunfal pero póstumo de lo que fue negado al principio. ¿No es eso la consumación de un destino? El psicoanálisis al menos habrá tenido la suerte de acabar con un Gran Impostor tras haber empezado con una Gran Negación.” (De la seducción, p. 58)
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