16 أغسطس 2010

Ramadán karim

Hace seis días que empezó el Ramadán.

Hoy he roto el ayuno con la familia (el suyo, porque yo no paro de jalar). Pensaba que se avalancharían sobre la comida como salvajes muertos de hambre pero no. Al contrario, estaban muy tranquilos y me ha parecido que han comido muy poco para llevar todo el día en ayunas... A lo mejor será cierto eso de que el Ramadán es bueno para la salud porque se te encoje el estómago. En cualquier caso a mí no me convence nadie de que no beber es bueno para la salud en pleno mes de agosto en un país con este clima. En la excursión al desierto, uno de los profesores me confesó que había bebido agua. Me alegré, pensé que en el fondo el instinto de superviviencia puede sobre las supersticiones... Pero quién sabe.

La primera impresión acerca del Ramadán es que es algo mucho más social que religioso, o al menos que la presión social es muy fuerte. Aunque Túnez es un país poco conservador no les parece bien que se coma o beba en público. Hoy he probado a ver qué tal. Me he comprado un zumo y me lo he intentado beber por la avenida principal... Pero no he podido acabármelo, me sentía observada y culpable.

Como ha concluido un compañero: "en Ramadán todo de puertas adentro". Y sí, tiene razón. Por ejemplo, hay muchas cafeterías abiertas... Por fuera parece que estén cerradas, hasta tienen la reja bajada algunas veces... pero sí empujas la puerta.... tachán! está abierto. Y hay gente (gente entendida como masculino plural, no femenino).

Como ahora la familia no me prepara el desayuno, a las siete y media de la mañana empiezo el día con un café clandestino... Entro en la cafetería de al lado de la escuela, que por fuerta está cubierta de cartones y parece un local en traslado o algo así... pero tras la puerta están todos los hombres sentados con cara de pecadores (como dijo un compañero, con cara de traficantes de opio), atravieso una densa cortina de humo y sí, me consigo un café matutino. Además, un parroquiano colocado un puestecillo de comida para los más glotones. Donde hay negocio...

Otra de las conclusiones de estos días es que los que más "infringen" el Ramadán son los hombres fumadores... pueden no comer, pero no fumar... Una española me preguntó, toda ingenua, "si se han de tomar un café, ¿por qué no se lo toman en su casa?" Respuesta que imagino acertada: porque sus mujeres no les dejarían...

Por otra parte, otra española me ha contado que ha pillado a las mujeres de su residencia comiendo a escondidas... y que cuando las vio se escaparon corriendo. Lo que es la mirada de los demás...

Y así estamos. Por supuesto, no todo el mundo rompe el ayuno. Los habrá que lo respeten a rajatabla. Con sus mareos, sus desmayos... Pero la carne es débil.

Eso sí, a las siete y cuarto (hora de la ruptura del ayuno claro) la ciudad está desierta. Se puede caminar por la calzada de Habib Bourguiba (algo así como Passeig de Gràcia)...
Los transportes se paralizan. Por supuesto, ya me ha pasado dos días que justamente he querido volver a mi casa a esa hora... Ayer, volviendo de cuatro días de excursión, me quedé tirada en la estación... Cuando le pregunté a conductor de autobuses a qué hora volvían a comenzar me miró con cara de desesperación y me respondió "shuaya"... Me sentí fatal, como si le estuviera presionando, aunque yo, con mi mentalidad occidental, solo quería saber exactamente a qué hora empezaban para prepararme psicológicamente para el rato que tuviera que esperar... pero no. Se espera lo que se espera. Y punto. Y más cuando es Ramadán. Y tienen toda la razón del mundo. A ver qué prisa hay.

ليست هناك تعليقات: